Continuó con esta labor en nuestra Alma Mater, La Universidad del Zulia, en las dependencias del Cine Club. Fue un defensor de la Maracaibo de antaño, convirtiéndose en uno de los precursores de la restauración del viejo Teatro Baralt, símbolo y testimonio de una época de su amado terruño.
Gran cambio experimentó su alma queriendo en su religiosidad comprender la justicia de Dios. Su primera alegría fue encontrarse con el espiritualismo a través de la escuela “Centro de Estudios Psíquicos Alberto Hernández”, donde devoró con ansiedad la literatura espiritual y de Ciencias Psíquicas que lo llevaron a reconocerse no ya sólo como un hombre sino como espíritu responsable de sí mismo delante de Dios. Mas su ansia de conocimiento no fue saciada y lo embargó el deseo de encontrar un “Libro de Texto” que le permitiese profundizar aún más en el conocimiento de Dios y del Universo.
Y fue así, por causa del destino que Dios le había trazado, y por su deseo profundo de comprender las leyes que rigen la vida, que encontró el libro “La Gran Síntesis”, el cual reconoció como “La Biblia Científica” de nuestros tiempos. De inmediato contactó a Tito Bansescu, connotado estudioso argentino, solicitándole información acerca de toda La Obra. Este a su vez, lo remitió a la dirección de Manuel Emygdio Da Silva, amigo cercano del Dr. Pietro Ubaldi, quien finalmente lo pondría en contacto directo con el autor y su Obra.
Varias cartas recibidas por el Sr. Ramón Álvarez del Dr. Pietro Ubaldi se encuentran actualmente en el Museo Pietro Ubaldi de Brasil.
El deseo de divulgar y ahondar más en La Obra, lo llevó a fundar el “Núcleo de Divulgación Espiritual”, compartiendo con todos sus discípulos, no sólo el conocimiento teórico que había alcanzado, sino todas las experiencias vividas que obtuvo en su relación con todos los seres en sus diferentes facetas. Su mayor preocupación era que todos descubrieran el grandioso y maravilloso trabajo que cada ser debe realizar para alcanzar la paz y la realización espiritual. |